dimecres, 8 de novembre del 2017

El trabajo a tiempo parcial y la precariedad laboral


El mercado laboral se está modificando en muchos aspectos. Ante la caída de empleo en la construcción y el cierre de las fábricas, el trabajo está ahora en el sector servicios, el drama es que con la crisis (2007) el paro ha subido en dos millones de personas.

Tres de cada cuatro personas con empleo (el 76%) está en el sector servicios ya sea en una empresa relacionada con el turismo o en una compañía nueva surgida de la digitalización de la economía. En el 2000 ese porcentaje era del 63%. Los sectores que más peso han perdido son la industria (del 19,6% al 13,8%) y la construcción (del 11,2% al 5,9%).

Otro dato es el trabajo a tiempo parcial que más ser un factor negativo, debería ser la solución para un reparto más equitativo del trabajo, para los cambios productivos que se están desarrollando (automatización, 4ª revolución industrial), etc., pero aquí el empleo es precario y de mala calidad, La  caída de los salarios por contratos a tiempo parcial (involuntarios), no permiten a las personas mantener un nivel de vida digno.


El Banco de España(BE), ha realizado un estudio reciente, donde señala que de los 2,8 millones de personas que trabajan en jornada reducida, alrededor del 60% lo hacen porque no han encontrado otro empleo con una jornada más prolongada. Este amplio colectivo, marcado por el sub-empleo, no se está aprovechando de los últimos años de mejora del mercado laboral.

El BE recalcó que “el incremento de contratos a tiempo parcial involuntario tienen un componente estructural”, que no está revirtiendo con la recuperación, por ello un 13% del total de personas con empleo pese a tener un trabajo vive en precario. La calidad del empleo no se mide tan sólo por la estabilidad de los contratos; también pesa el número de horas trabajadas, las condiciones laborales... El análisis destaca cómo ha ido creciendo el porcentaje de personas con contratos a tiempo parcial y, en especial, el de quienes querrían trabajar más horas. Si en el 2006, los contratos a tiempo parcial suponían el 11,7%, a finales del año pasado eran el 15,3%, y de cada diez personas seis querian tener una jornada más amplia.

A partir de los datos de la Encuesta de Población Activa (EPA), el BE concluye que las personas ocupadas, forzados a trabajar en jornada reducida tienen cada vez más dificultades para ampliar su jornada. Antes de la crisis, explican, la probabilidad de que estos subempleos llegaran a ser un contrato a tiempo completo superaba con holgura el 25%. En el 2016 dicha probabilidad se situó en el 17,5%, quedando incluso por debajo quienes eligieron trabajar a tiempo parcial –para poder compaginarlo con los estudios o para cuidar a un familiar–. Además recuerda que el porcentaje de personas con jornada parcial involuntaria se ha duplicado desde los años anteriores a la crisis, al pasar del 30% al 60%. Y esta elevada proporción se mantiene estable desde hace cuatro años.

Según el BE “parte del aumento del volumen de trabajo a tiempo parcial se habrá convertido en permanente”, puesto que lo esperable en un mercado laboral en recuperación sería que primero aumentara el número de horas trabajadas por persona “Cosa que señala no ha sucedido”. Vincula todo esto con las reformas legales del 2012 y el 2013 que permitieron realizar horas extraordinarias a los contratados a tiempo parcial y flexibilizaron más este tipo de contratos, e impulsaron el empleo a tiempo parcial.

Sobre ello el Fondo Monetario Internacional (FMI), señaló recientemente que el empleo involuntario a tiempo parcial es la mejor alternativa que el paro. Pero es evidente que pasa factura a los salarios, y a que la presión inflacionista de los sueldos continúe a la baja, y que “hasta que no se reduzca la proporción de personas forzadas a trabajar a tiempo parcial y no repunte la productividad”. Con estas situación reducir el paro, no es suficiente.

Las recomendaciones del FMI para hacer frente a las vulnerabilidad de las personas que se ven obligadas a trabajar con contratos a tiempo parcial, son por un lado reforzar los programas de formación o medidas que permitan equilibrar estos contratos con los beneficios que se negocian en los contratos a tiempo pleno, como subsidios complementarios, prestaciones, ayudas familiares, etc.

Salir de la recesión económica impidiendo que los trabajadores y trabajadoras puedan recuperar salarios y derechos laborales y sociales, tiene como resultado un aumento de las desigualdades y estar en una crisis permanente, no sólo económica, sino de modelo social, con inevitables consecuencias políticas y la aparición de conflictos con difícil solución.

Hay que buscar soluciones para que las personas puedan vivir dignamente trabajando, una propuesta podría ser la que adopto el gobierno francés y propuso que a cada trabajador en activo a cambio de la reducción salarial, cobrase semanalmente cinco horas más; esos recursos saldrían del dinero ahorrado en prestaciones al reducirse el paro.

Maria Hilda Lopez Perez
Junta Assat50


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